El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo este domingo que las fuerzas de su país habían tomado Shusha, la segunda ciudad más grande del enclave de Nagorno-Karabaj. Sin embargo, los funcionarios armenios rechazaron inmediatamente la afirmación.
De ser cierto, sería una gran victoria estratégica sobre las fuerzas étnicas armenias de la región. «Con gran orgullo y alegría, les informo que la ciudad de Shusha ha sido liberada», dijo Aliyev en un discurso televisado a la nación, mientras los funcionarios armenios informaron que continúan los «intensos combates» por la ciudad.
Aliyev dijo que el 8 de noviembre “pasaría a la historia del pueblo azerbaiyano” como el día en que “regresamos a Shusha”.
La ciudad, llamada Shushi por los armenios, es de importancia cultural y estratégica para ambos lados y se encuentra a 15 km al sur de la ciudad más grande del enclave, Stepanakert.
Una lucha sin cesar
Al menos 1.000 personas han muerto en casi seis semanas de enfrentamientos en Nagorno-Karabaj y sus alrededores, un enclave montañoso reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán pero poblado y controlado por personas de etnia armenia.
Poco antes del anuncio de Aliyev, el gobierno armenio dijo en Twitter que “continúan los enfrentamientos intensos y decisivos para Shushi” y calificó la toma de la ciudad como “una quimera inalcanzable para Azerbaiyán”.
«Durante la noche, el combate más feroz se ha desarrollado en las cercanías de Shushi», dijo la portavoz del Ministerio de Defensa de Armenia, Shushan Stepanyan. «A pesar de la gran destrucción, la ciudad fortaleza soporta los golpes del adversario».
Envalentonado por el apoyo turco, Azerbaiyán tiene la ventaja en los combates más sangrientos en más de 25 años en el sur del Cáucaso. En poco más de un mes, ha recuperado gran parte de la tierra en Nagorno-Karabaj y sus alrededores que perdió en una guerra anterior por el territorio en la década de 1990.
La ciudad podría servir como un puesto clave para un asalto azerí a la ciudad más grande del enclave, Stepanakert. Ambos han sido objeto de fuertes bombardeos en los últimos días. El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán dijo que las acusaciones de que había bombardeado áreas civiles eran «desinformación».
El acuerdo se ve lejos
La lucha ha continuado a pesar de varios intentos de Rusia, Francia y Estados Unidos para ayudar a alcanzar un alto el fuego duradero. Los tres países conforman el «Grupo de Minsk» de mediadores que ayudaron a negociar una tregua entre los ex rivales soviéticos en 1994, pero no han logrado encontrar una solución duradera al conflicto de larga data.
Armenia y Azerbaiyán se han acusado mutuamente de atacar zonas civiles durante los combates y la semana pasada las Naciones Unidas condenaron ataques indiscriminados que podrían constituir «crímenes de guerra».
Los combates han suscitado temores de que tanto Rusia, que tiene una alianza militar con Armenia, como el aliado de Azerbaiyán, Turquía, puedan verse aún más involucrados en el conflicto.