En Minks, capital de Bielorrusia, se concentraron otra vez los opositores al gobierno de Alexander Lukashenko. Desde el pasado 9 de agosto, cientos de miles de manifestante se han reunido a los largo del país, pero principalmente en la capital, para protestar en contra de los resultados de las elecciones. En ellas se habría proclamado presidente a Lukashenko pero muchos han catalogado dichas elecciones como fraudulentas.
Más de un centenar de personas fueron detenidas este domingo durante las manifestaciones. Las denuncias sobre los métodos de detención hablan de un desmedido uso de la fuerza. Con cañones de agua, gas lacrimógeno y bombas aturdidoras, efectivos de la policía arremetieron contra la concentranción.
Países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, además de la Unión Europea han impuesto sanciones a una línea de funcionarios y altos cargos del gobierno de Lukashenko. Todos exigen la celebración de unas nuevas elecciones.
La líder opositora, Sviatlana Tsikhanouskaya, se encuentra en el exilio en Lituania, ha hecho el llamado para que siga la presión hasta que se logren los nuevos comicios y la liberación de los presos políticos. “Seguiremos marchando de forma pacífica y persistente, demandando lo que es nuestro: nuevas elecciones libres y transparentes” señaló.