La competencia que enfrenta a los campeones de la Champions League y la Europa League será este jueves en la ciudad de Budapest, capital de Hungría. El Bayern de Múnich y el Sevilla se verán las caras en la última fase de clubes de la temporada 2020 y resolverán quien es el máximo club de Europa.

El partido tendrá la novedad de público asistente. Una diferencia con respecto a los encuentros que se han celebrado desde el comienzo de las medidas sanitarias impuestas por el COVID-19 a lo largo de toda Europa. El estadio de la ciudad puede albergar a más de 67.000 espectadores, pero sólo tendrá permitido usar un 30% de la capacidad.
La oportunidad de público asistente es parte de un «plan piloto» de la UEFA de cara a normalizar el espectáculo. Sin embargo, en Alemania se habrían vendido apenas 2.100 entradas y los hinchas han devuelto un gran número de ellas. El Bayern hará uso de 1.000 entradas, mientras que el equipo español llevará a 500 aficionados nada más.

Para garantizar las mayores medidas sanitarias, se han dispuesto de protocolos de bioseguridad. Una prueba PCR negativa con menos de 72 horas, permitirá a los extranjeros quedarse en Hungría para la final. El uso de tapabocas será obligatorio en todas las áreas del estadio excepto cuando el espectador esté en su asiento, en cuyo caso el uso “es recomendado”.
Las distancias en las tribunas también serán otra novedad. Se estimó como norma una distancia de 1.5 m entre cada persona lo que significa que habrán al menos dos asientos entre cada espectador. Las medidas de prevención y el uso de tapabocas no aseguran la entrada al estadio pues las autoridades harán mediciones de temperatura. En caso de presentar fiebre por encima de los 37.8°C será restringido el acceso.