Un puñetazo impulsado por los celos puso fin de manera abrupta a la estrecha amistad que unía a Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, y fracturó al grupo de escritores que conformaban el célebre boom latinoamericano, del cual el autor peruano fue su último gran representante.
El incidente ocurrió el 12 de febrero de 1976 en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, durante el estreno del documental Supervivientes de los Andes, al que ambos escritores asistieron junto a sus respectivas esposas.
Vargas Llosa y García Márquez se habían conocido en agosto de 1967 en el aeropuerto de Caracas. En aquel entonces, el peruano, con apenas 31 años, ya era un autor consagrado por la crítica, mientras que el colombiano, a sus 40, acababa de alcanzar un éxito rotundo con la publicación de Cien años de soledad en Buenos Aires ese mismo año.
Amigos en Barcelona
La amistad entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa se fortaleció especialmente durante su estancia en Barcelona, ciudad en la que coincidieron con otros integrantes del llamado boom latinoamericano, como Carlos Fuentes y José Donoso. Todos ellos estuvieron representados por la influyente agente literaria Carmen Balcells.
«Todos formaron un grupo, porque vivían juntos, salían con sus familias, tenían proyectos comunes y llegaron a idear revistas, a pesar de que no tenían una estética común», explicó en una entrevista con EFE el periodista Xavi Ayén, autor de Aquellos años del boom, considerado el ensayo más completo sobre ese movimiento literario.
Durante esa etapa de cercanía, incluso llegaron a concebir la idea de escribir cada uno un relato sobre un dictador de su país. Además, Vargas Llosa y García Márquez hablaron de colaborar en una novela conjunta sobre la guerra entre Perú y Colombia.
García Márquez se estableció en el número 6 de la calle Caponata, en un piso con vistas a un jardín que le evocaba su Colombia natal. A menos de 50 metros de allí, Vargas Llosa alquiló por 16.500 pesetas mensuales el 3º 4ª del número 50 de la calle Osi. Sin embargo, el ruido lo llevó a arrendar también el sobreático, que usó como estudio. En esas viviendas, donde residieron entre 1967 y 1975 (García Márquez) y entre 1970 y 1974 (Vargas Llosa), ambos escribieron algunas de sus obras más emblemáticas: El otoño del patriarca y Pantaleón y las visitadoras.
Con el tiempo, el grupo literario se dispersó y Barcelona dejó de ser el punto de encuentro. Según Ayén, comenzaron a surgir tensiones por los distintos niveles de éxito que alcanzaban los autores, así como por el rumbo que tomaba la revolución cubana, tema que dividió posturas.
Tras su etapa en Barcelona, la amistad entre Vargas Llosa y García Márquez continuó en París. No obstante, allí comenzaron a notarse los primeros roces, especialmente cuando Gabo y su esposa, Mercedes Barcha, intervinieron en los problemas matrimoniales del peruano y su esposa, Patricia.
Rodrigo Moya, fotógrafo y amigo de García Márquez, rememoró años después el célebre incidente del puñetazo en un artículo publicado en 2007. En él incluyó la única imagen existente del autor de Cien años de soledad con un ojo morado, resultado de aquel episodio.
La fotografía fue tomada el 14 de febrero de 1976, dos días después del altercado. Moya, fotógrafo mexicano de origen colombiano, relató que García Márquez quiso tener «una constancia» de la agresión. Al preguntarle qué había sucedido, el escritor respondió de manera «evasiva» y atribuyó el conflicto a «las diferencias» irreconciliables, ya que, según él, Vargas Llosa «se sumaba a ritmo acelerado al pensamiento de derecha».
Teorías sin confirmar sobre el puñetazo
Existen varias teorías sobre el famoso puñetazo, aunque ninguna ha sido confirmada, ya que tanto Gabriel García Márquez como Mario Vargas Llosa optaron por guardar silencio y nunca revelaron lo ocurrido aquella noche.
La versión que con el tiempo ha ganado más fuerza es la del periodista hispano-peruano Francisco «Paco» Igartua, quien señaló que el origen del conflicto estuvo en desacuerdos sentimentales entre Vargas Llosa y su esposa, Patricia Llosa.
Otra pista aparece en la biografía Gabriel García Márquez: una vida, del británico Gerald Martin. En ella, el autor recoge que, en el momento del golpe, Vargas Llosa le dijo a García Márquez: «esto es por lo que le dijiste a Patricia» o, según otra versión, «esto es por lo que le hiciste a Patricia».
A su vez, el escritor peruano Jaime Bayly abordó la compleja relación entre ambos premios Nobel en su libro Los genios. En él relata un episodio ocurrido en 1975 en la discoteca Bocaccio de Barcelona, donde coincidieron Patricia Llosa —entonces separada de Vargas Llosa—, García Márquez, Carmen Balcells y Jorge Edwards, una noche en la que, según Bayly, «pasaron unas cosas que son el origen mismo del puñetazo».
Aunque Bayly noveló lo que pudo haber ocurrido entre Patricia y Gabo, también admitió que no se sabe con certeza qué sucedió entre ellos. Sin embargo, durante la presentación del libro en Madrid, dejó claro que, en su opinión, «no es verosímil que le diera un puñetazo por un capricho o una arbitrariedad».
Lo cierto es que aquel golpe marcó el fin de una amistad profunda. Ni siquiera los esfuerzos de Carmen Balcells lograron reconciliarlos. Años después, en 2017, durante un curso de verano dedicado a Cien años de soledad, Vargas Llosa fue preguntado si había vuelto a ver a García Márquez desde aquel episodio. Su respuesta fue tajante: «no».
Y cuando se insistió sobre el tema, lo cerró con una frase contundente: «Entramos en terrenos peligrosos. Es hora de poner fin a esta conversación».
Fuente: EFE.