Larry Fine: Del éxito en Los tres Chiflados a la miseria y una solitaria muerte en un sanatorio

por | Jun 6, 2021

Larry Fine fue uno de los tres actores que marcaron un hito en la televisión mundial gracias al show de Los Tres Chiflados. Su éxito fue ascendente, y su caída, estrepitosa y decadente.

La vida de los actores que se pusieron en la piel de Los tres chiflados sufrió consecuencias. Algunos padecieron problemas de salud severos –Curly Howard-, pero él no fue el único que pasó los últimos días de su vida padeciendo el tiempo

Nacido el 5 de octubre de 1902, Larry Fine fue uno de los que integró el trío humorístico casi siempre en los 47 años que duró la serie. Apenas faltó en los dos primeros años –la serie comenzó en 1923 y el se incorporó en 1925-. Con su particular cabellera, rápidamente encontró un lugar y se metió al televidente en el bolsillo. Era uno de los preferidos.

Los primeros años de su carrera fueron como músico, profesión a la que llegó casi por casualidad, por un accidente que le podría haber costado la vida. Era apenas un niño cuando por una travesura, casi termina bebiendo ácido.

Su padre era joyero y utilizaba ese líquido para comprobar la autenticidad de los materiales. El hombre lo vio segundos antes a que se lo empine, de un manotazo se lo alcanzó a sacar, pero parte se le derramó en un su brazo, provocándole heridas graves.

Tenía apenas cuatro años cuando pasó eso y los médicos querían apuntarle el brazo, el ácido le había comido una gran parte de tejido, pero sus padres insistieron y le colocaron un implante, tejido que sacaron de su pierna. Fue un proceso largo hasta estar óptimo.

Con el correr del tiempo, no solo se tuvo que someter a cirugías estéticas, sino que, por recomendación médica, empezó a tocar instrumentos de cuerdas para recuperar la movilidad de los músculos y tendones de la extremidad afectada. Gracias a esto se transformó en un gran violinista profesional.

Más tarde empezó a practicar boxeo, siempre buscando fuerza y movilidad en ese brazo. El tiempo hizo que también se convirtiera en un boxeador profesional. Llegó a disputar algunas peleas como federado, pero su padre prefirió que se dedicara a otra cosa.

Lejos del deporte y de la música, pese a las condiciones, probó suerte en el teatro. Inmediatamente se descubrió como actor y abrazó esa profesión. Empezó a recorrer salas de teatro de gran parte de Estados Unidos, la gente pagaba por ver sus ocurrencias y capacidad.

Sin embargo, sus padres, otra vez, tampoco estaban de acuerdo con que esa sea su fuente de ingresos. Fue así que en un momento abandonó y empezó a trabajar en la joyería de su papá, pero duró tan solo 3 meses.

Según contó en su biografía, su padre se enojaba porque se pasaba todo el día entreteniendo al resto de los empleados con sus actuaciones humorísticas. Fue así que lo dejaron ser y que siga su propio camino. Con la puerta abierta, regresó a la actuación.

Su regreso a los escenarios fue en la obra Haney Sister, con las hermanas Mabel y Loretta Haney como protagonistas. No pasó mucho tiempo para que Larry y Mabel comenzaran, en principio, una relación clandestina. El era judío y ella católica, por lo que sus familiares no se podían enterar.

Finalmente, como una muestra de amor, en 1926 ella se convirtió al judaísmo y, con ese paso, luego se casaron, cuando él ya estaba en la cúspide, en pleno éxito de Los tres chiflados.

Nada podía salir mal en esta historia. Sin embargo, aparecieron condimentos imprevistos. La dadivosidad, la ludopatía y la tragedia se hicieron presentes en un periodo muy corto para alterar la calma. Todo eso, lo que la vida le había dado, hizo que lo perdiera en el último tramo de su recorrido.

La debacle

Lejos de los escenarios, enfocándonos en su intimidad, hizo varios desarreglos que lo llevaron a que sus años finales no fueran como lo hubiese querido, o como su trayectoria lo hubiese establecido. Todo lo contrario. Era ludópata y gastaba grandes fortunas que no solo repercutieron en su bolsillo, sino también en lo familiar. Gastaba mucho dinero en el casino, juegos de cartas y carreras de caballos.

Mientras estuvo trabajando en las grandes ligas y los ingresos eran majestuosos, lo pudo sostener, pero en 1957, cuando Los tres chiflados dejó de emitirse, los egresos pasaron a ser mayores que los ingresos. Allí ciertos planes tuvieron que cambiar, pero no todos; los referidos a la ludopatía siguieron su curso.

Al despilfarro por el juego se le sumó un estilo de vida en el que para mantenerse necesitaba de grandes fortunas. Apenas ingresó a Los tres chiflados comenzó a vivir, junto a Mabel, con la que tuvo dos hijos, una vida de ensueños. En su biografía contó que a ninguno de los dos le gustaban las tareas cotidianas de un hogar y por eso se fueron a vivir a un sofisticado hotel, con todas las comodidades. No tenían vivienda, iban de un hotel a otro.

Años en los que ni siquiera cocinaban, vivían comiendo en restaurantes de primer nivel, viajaban todo el tiempo cada vez que la profesión se los permitía. Esa vida la llevaron adelante durante una década. En 1940 compraron una casa en Los Ángeles para no seguir gastando de la misma manera. Todo el tiempo el fantasma de la quiebra económica los perseguía.

Por otro lado, la ludopatía siguió haciendo estragos en su bolsillo. El casino era su perdición. No solo eso; era muy generoso con sus colegas que estaban dando sus primeros pasos. Incluso, por su generosidad y amabilidad, no fueron pocos los que se aprovecharon de esa condición.

Prestó grandes sumas de dinero, para que se compren su primera propiedad, por ejemplo, y nunca se lo devolvían. Nunca mantuvo un conflicto por esto, no le molestaba. Prefería mirar para otro lado antes de pelearse por plata. A la par hacia regalos majestosos, sobre todo a su mujer, de quien estaba muy enamorado. El dinero no fue un tema, no le interesaba acumularlo. Mientras sus compañeros de la serie aprovecharon para ahorrar grandes sumas e invertir, él la gastaba.

Su calvario

En noviembre de 1961, en un accidente de tránsito, murió Johnny, su hijo mayor. El joven tenía 24 años y eso fue un gran sacudón para su vida. Su familia era lo más importante, todo lo que hacía era para ellos. Su muerte, la manera en la que se dio, no lo soportó.

Seis años más tarde la vida le terminó de dar la última estocada cuando falleció su esposa. Repentinamente, de un paro cardíaco, Mabel falleció y le causó una gran angustia, sobre todo por las circunstancias. Él estaba trabajado, en plena gira con Los tres chiflados, cuando le avisaron de lo que había ocurrido y voló a California para despedirla.

En medio de una gran depresión, regresó a la actuación con la sola intensión de mantener su cabeza ocupada. Sus compañeros de elenco fueron su gran cable a tierra para poder seguir adelante. Pero desde este último acontecimiento no volvió a ser el mismo. Su faro ya no estaba presente y, sin esa guía, inocentemente habrá pensado que ya no tenía motivo para seguir.

A la par, su salud se fue deteriorando progresivamente. En 1970, justo en el último año de la serie, sufrió una hemiplejia que lo obligó, con 69 años, a alejarse para siempre de los escenarios. Los últimos años los vivió en un hospital, lugar al que lo iban a visitar todos los días su hija Phyllips y su amigo y compañero en los chiflados, Moe Howard.

A la par, allí aprovechó para entretener al resto de los pacientes desde su silla de ruedas, no necesitaba más que eso, y escribir su autobiografía a la que titulo Golpe de suerte. Su luz de apagó el 24 de enero de 1975, en la tranquilidad del sanatorio al que llegó por su condición de actor, porque ya no tenía dinero para elegir.

Con información de Infobae

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