Lucha contra la tuberculosis: enfrentando la resistencia antimicrobiana

por | Mar 24, 2025

La tuberculosis, que se conmemora cada 24 de marzo en su Día Mundial, es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Aunque existen tratamientos antibióticos efectivos, los investigadores siguen trabajando en el desarrollo de medicamentos más accesibles y eficaces.

Esta enfermedad puede afectar cualquier órgano, aunque la forma respiratoria es la más común. Su transmisión se produce a través de la vía aérea, mediante gotas diminutas que se liberan al hablar o toser.

Los síntomas pueden variar, pero los más comunes son:

  • Pérdida de peso
  • Cansancio, fatiga
  • Fiebre y escalofríos, sobre todo por las tardes
  • Sudores nocturnos

En las formas pulmonares (las más frecuentes), puede aparecer también:

  • Tos severa que dure tres semanas o más.
  • Dolor torácico
  • Hemoptisis (expulsar sangre al toser)

Una enfermedad que se propaga

Antes de la pandemia de COVID-19, la tuberculosis era la principal causa de muerte por infección en el mundo. Una vez controlada la crisis sanitaria, esta enfermedad ha vuelto a ocupar el primer puesto en cuanto a muertes por infecciones.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023 se registraron 10,8 millones de casos de tuberculosis. A pesar de ser una enfermedad con un tratamiento altamente eficaz, 1,25 millones de personas perdieron la vida como consecuencia de la infección.

La tuberculosis representa una grave amenaza para la salud global debido a su amplia distribución y al creciente problema de las cepas resistentes a los antibióticos utilizados en su tratamiento.

Factores como el cambio climático, la migración, las condiciones socioeconómicas y los conflictos bélicos están facilitando la propagación de la infección, ampliando las áreas endémicas donde la enfermedad es más prevalente.

Investigación

Para acelerar el descubrimiento de nuevos medicamentos, es crucial desarrollar tecnologías de diagnóstico y seguimiento más precisas y accesibles. El objetivo es que estas innovaciones lleguen a la práctica clínica lo más rápido posible, no solo para la tuberculosis, sino también para otras infecciones.

Aunque la OMS tiene desde 2015 un programa estratégico para erradicar la tuberculosis para 2030 (End TB strategy), los avances en este ámbito están siendo mucho más lentos de lo anticipado. Además, con la retirada de Estados Unidos de la OMS, que aportaba el 18 % del presupuesto, los fondos destinados a combatir la tuberculosis y a su investigación se han reducido en un 50 %.

Lucha contra la resistencia antimicrobiana

Juan José Vaquero, catedrático de bioingeniería y coordinador de un observatorio de investigación, observa que “uno de los grandes problemas de salud que estamos teniendo es que nos estamos quedando sin antibióticos porque las bacterias cada vez desarrollan mayor resistencia”.

Ante este desafío, la Comisión Europea ha implementado un programa a largo plazo que incluye diversos proyectos, siendo el más destacado el programa de investigación ERA4TB, cuyo objetivo es desarrollar nuevos tratamientos para la tuberculosis.

El uso indiscriminado de antibióticos contribuye al desarrollo de resistencias, como explica el catedrático. Otra de las causas de la resistencia antimicrobiana es la interrupción o inconsistencia en los tratamientos, ya que cuando las bacterias no son eliminadas completamente por los antibióticos, tienen la capacidad de mutar, adaptándose y volviéndose más resistentes, según indica Juan José Vaquero.

El científico también destaca que esta interrupción en el tratamiento es especialmente común en países en desarrollo, donde los suministros de medicamentos no llegan con regularidad o se deterioran debido a las condiciones en las que se transportan y almacenan.

El mayor ensayo europeo: ERA4TB

El ERA4TB (Acelerador Europeo de Regímenes Contra la Tuberculosis) es el proyecto de investigación más grande a nivel europeo en la lucha contra la tuberculosis. Este consorcio público-privado está compuesto por una combinación de empresas privadas, farmacéuticas, instituciones funcionales, alianzas y centros académicos, que incluyen universidades y centros de investigación. Su objetivo es acelerar el desarrollo de nuevos tratamientos y regímenes terapéuticos más efectivos contra la tuberculosis.

“En este proyecto se reúnen todos los recursos económicos, técnicos y científicos para que se reduzcan a la mitad los años de investigación. El objetivo es llevarla a cabo de manera rápida, eficiente y bajo el menor coste posible”, indica el catedrático de la UC3M.

Con más de 200 millones de euros de presupuesto y una treintena de entidades internacionales participantes, este proyecto tiene como objetivo acelerar el desarrollo científico de nuevos antibióticos desde sus fases iniciales de investigación hasta llegar a completar los primeros ensayos en humanos.

Fases del estudio en ERA4TB

  • Fase cero: En esta etapa, la investigación se lleva a cabo in vitro, es decir, en células, para estudiar las reacciones iniciales de los tratamientos.
  • Fase uno: Se realiza in vivo (con animales). Posteriormente, se prueba con pacientes sanos que han sido estudiados previamente para evaluar la eficacia y la tolerancia a la medicación.
  • Fase dos: En esta fase, los ensayos se realizan con pacientes que ya padecen tuberculosis, para evaluar cómo funciona el tratamiento en personas afectadas por la enfermedad.
  • Fase tres: En esta etapa, las cohortes de pacientes son más grandes, diversas y se realizan a lo largo de un período de tiempo más prolongado, lo que permite evaluar la efectividad del tratamiento en una población más representativa y durante un tiempo más extenso.

El estudio observacional

Dentro de este proyecto, el estudio observacional coordinado por Juan José Vaquero tiene como objetivo probar que los biomarcadores desarrollados en los últimos años sean más eficaces, precisos, no invasivos y económicos.

A medio plazo, el estudio también busca minimizar el uso de modelos animales, reemplazándolos por modelos matemáticos que se puedan reproducir en un ordenador.

Para lograr esto, se alimentará a una maquinaria con los datos obtenidos en el estudio observacional. Con los resultados, se podrán seleccionar los biomarcadores más adecuados, convirtiéndolos en herramientas clínicas para la detección, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la tuberculosis.

“Si logramos unos biomarcadores sensibles que despejen esa niebla del umbral para saber cuando realmente se ha curado el paciente, podremos retirarle el medicamento antes y así no habrá desarrollado resistencia. Son detalles sutiles pero de mucho valor para el clínico y el paciente”, explica el catedrático.

La inteligencia artificial

En el estudio observacional, que tiene una duración de 20 meses, participan la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), el Hospital La Paz de Madrid, el Hospital Sant Pau de Barcelona y la Universidad de Zaragoza.

“La inteligencia artificial nos ayuda a separar el grano de la paja en toda esta cantidad de datos que se genera para ir seleccionando aquellos casos que de verdad están detectando la progresión del paciente de una forma muy precisa. Asimismo estas técnicas nos pueden valer para adelantar el diagnóstico de un contagio”, aclara Juan José Vaquero.

Los biomarcadores

La finalidad de los biomarcadores es:

  • Detectar la presencia de Mycobacterium.
  • Cuantificar la carga de la enfermedad mediante técnicas de imagen inocuas como las resonancias. La ventaja de estas es que no son invasivas y sirven para adelantar los diagnósticos. Al aumentar el umbral de detección se podrá llevar a cabo un tratamiento temprano que cure más rápido al paciente.
  • Implementar nuevos biomarcadores moleculares capaces de ofrecer información casi a tiempo real del efecto de los tratamientos sobre la bacteria que causa la infección.

 

Fuente: EFFE SALUD

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