Los manifestantes se congregaron hoy en Bangkok para una marcha multitudinaria. Una campaña a favor de la democracia que ha sacudido al gobierno y al establecimiento conservador de Tailandia.

Las principales demandas de los manifestantes en julio fueron la disolución del parlamento con nuevas elecciones, una nueva constitución y el fin de la intimidación de los activistas políticos. Los activistas, en su mayoría estudiantes, piden reformar la monarquía. Sus demandas buscan limitar los poderes del rey, establecer controles más estrictos sobre las finanzas del palacio y permitir una discusión abierta sobre la monarquía.
Pero las protestas públicas se suspendieron en marzo cuando Tailandia tuvo su primer brote importante del coronavirus y el gobierno declaró el estado de emergencia para hacer frente a la crisis. El decreto de emergencia todavía está en vigor y los críticos alegan que se utiliza para frenar la disidencia.
Los realistas han expresado su conmoción por el discurso de los estudiantes sobre la monarquía. El comandante del ejército, el general Apirat Kongsompong, criticó indirectamente pero con dureza a los manifestantes, declarando en un discurso a los cadetes militares que «el COVID-19 se puede curar[…] pero la enfermedad que no se puede curar es el odio de la nación».